La palabra Ikebana (生け花 ó いけばな "flor viva
colocada"), denomina el arte japonés de arreglo floral. También se
conoce como kadō (華道 o 花道 "el camino de las flores").
En todas las culturas y tradiciones y durante siglos,
también se han utilizado flores para decorar ambientes o espacios tanto
familiares como de uso social, e incluso, en diversas épocas, se ha reglado un
protocolo para su utilización y se han fijado también normas para la
composición de los arreglos.
Por lo tanto, no parece que sea nada
singular-significativo que en la cultura japonesa haya surgido el ikebana que,
desde Occidente, puede interpretarse como unas normas para realizar arreglos
florales con una estética distinta a la occidental. Pero el ikebana es algo
más, es un antiguo arte que emerge de un respeto hacia la naturaleza
profundamente arraigado en la cultura japonesa, como otras muchas formas de
arte japonés, tales como la caligrafía, la ceremonia del té y la poesía haiku.
El ikebana es una disciplina basada en una forma de vivir en comunicación con
la naturaleza– un do o filosofía.
Se trata de la composición de motivos decorativos
mediante flores, aunque también ramas, hojas, frutos y semillas. Además de su
propósito estético, también se utiliza como método de meditación, ya que está conectado con el flujo de las estaciones y ciclos de la vida.
El origen de este arte, de más de 500 años de historia,
fue religioso, pero actualmente se ha exportado a todo el mundo, y se ha
convertido en un hobby de la clase alta europea y norteamericana.
El ikebana es un arte disciplinado en el que la
naturaleza y la humanidad se unen. Contrariamente a la idea del arreglo floral
como una colección de acuerdo multicolor de flores, a menudo se hace hincapié
en otras áreas de la planta, tales como tallos y hojas, y llama la atención
hacia la forma, línea, etc. Aunque ikebana es una expresión creativa, tiene
ciertas reglas que rigen su forma. La principal regla es que todos los
elementos utilizados en la construcción deben ser de origen orgánico, ya sea
ramas, hojas, hierbas, o flores.
Otro aspecto en el presente ikebana es su empleo del minimalismo. Es decir,
un arreglo puede consistir en sólo un número mínimo de flores esparcidas entre
los tallos y hojas.
La estructura de un arreglo floral japonés se basa en un triángulo escaleno definida por tres puntos principales, por lo general ramas, considerada en algunas escuelas para simbolizar el cielo, la tierra y el hombre, y en otros, el sol, la luna, y la tierra. El contenedor también es un elemento clave de la composición, y varios estilos de la cerámica pueden ser utilizados en su construcción.
El aspecto espiritual de Ikebana se considera muy
importante para sus practicantes. El silencio es una necesidad durante las
prácticas de ikebana. Es un tiempo para apreciar las cosas en la naturaleza que
las personas suelen pasar por alto debido a sus ocupadas vidas. Uno llega a ser
más paciente y tolerante hacia las diferencias, no sólo en la naturaleza, sino
también en general. Ikebana puede inspirar a identificar con la belleza en
todas las formas de arte. Este es también el momento en que uno siente la
cercanía a la naturaleza que ofrece la relajación.
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