Una de las principales diferencias de los tulipanes con otras flores, es que su plantación es con bulbos y no con semillas.
Se aconseja enterrarlos en el mes de septiembre, siempre dejando la parte más delgada del bulbo próxima a la superficie y a unos cinco centímetros de profundidad.
De esta manera, se favorece que eche raíces suficientes para aguantar el invierno.
La tierra en la que crecen los tulipanes ha de ser húmeda, esto significa que el riego de la planta ha de ser frecuente pero no excesivo, ya que el estancamiento de agua perjudica su desarrollo.
Otro de los cuidados requeridos es que reciban bastante luz solar, sobre todo cuando el tallo empieza a crecer. Florecen en primavera y conviene retirar los bulbos en verano y replantarlos al inicio del otoño.
Fuera de la jardinería, los tulipanes son uno de los símbolos característicos de los Países Bajos, así que si has visitado alguna de sus ciudades, es posible que los hayas visto en distintas imágenes decorativas.
Actualmente, la mayoría de cultivares y exportaciones de tulipanes provienen de ese país.
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